domingo, 25 de enero de 2009

Entre lo que se cree y lo que se sabe, la duda.

Quizá lo más difícil de acercarse al conocimiento es el hecho de asumir que no se sabe. Muchas veces partimos del hecho de que todo lo sabemos y que sólo hace falta que otro, de preferencia el profesor o maestro (que ya cuenta con maestría) que se supone sabe y enseña, dándonos un golpecito en el hombro, confirme lo que sabemos.
No es nada raro en el ámbito docente y esto pasa tanto con profesores como con alumnos.
Muchos y muy variados son los casos de esta índole.

Hace poco un profesor, ya con maestría, que imparte la clase de Diseño Arquitectónico, ferviente seguidor y discípulo aplicado de un Doctor en Arquitectura de respetable trayectoria mediática (doctor en arquitectura cuya excesiva sensibilidad provoca que en cada plática arquitectónica y artística derrame copiosas lágrimas), me proponía lo siguiente: “es lamentable que en estos días no haya quien piense en una teoría arquitectónica.”
Totalmente de acuerdo con lo que me decía, le respondí citándole no uno, sino al menos cuatro teóricos de la arquitectura (por darle la razón), no muy jóvenes pero aún muy respetables en el ámbito: Vitruvio, Le Camus de Mézières, Boullé y Le Corbusier.
“Bueno ­–corrigió– pero no hay teoría del proyecto”.
Y vaya que, de nuevo, tenía razón: así como no existe una teoría de la arquitectura, tampoco existe una teoría del proyecto: al menos habrá como 2.5 millones de ellas.
Claro que como él quiere que todas sean una, sigue trabajando en ello.

Otro ejercicio interesante que demuestra lo mucho que decimos saber, es el que plantea la ocurrencia de saber el significado de la arquitectura. Las respuestas a lo que parece una pregunta obvia arroja aseveraciones tan diversas como contundentes. Muchas son dignas de admirarse, pero en esta semana, cuando los alumnos realizaban el ejercicio de preguntarles a sus profesores arquitectos qué es la arquitectura, hubo una que realmente me llamó la atención:
“la arquitectura no tiene nada que ver con el arte, ya que el origen de la palabra arquitectura proviene del griego arges que significa manejo y tecton que significa espacio, por lo tanto la arquitectura es el manejo de los espacios.”
Si alguien reparó en que no es arte, mi permiso tiene para vapulear la definición que, tengo que admitirlo, hasta allí me parece sensata.
Pero como el arte es algo naturalmente adjudicado a la arquitectura, los alumnos lo tomaron como una desatención del profesor, un pequeño descuido en la definición que aventuraba, pero hicieron hincapié en eso del manejo del espacio. No había, para ellos, más verdad que esa.
Sin embargo, antes de cuestionar sí la arquitectura es eso o eso hace, me inquieta más la forma en que se dice saber la raíz etimológica de arquitectura. Porque esta aseveración se hace para justificar lo que se cree que hace la arquitectura.
A la pregunta de cómo se puede corroborar la etimología, los alumnos contestaron que no habría por qué dudarlo, pues venía de un profesor muy respetable (fregón dijeron ellos), y no habría que darle vueltas al asunto.
Yo, que soy un agnóstico de los profesores, incluyéndome, sí tengo que dudar.
Joan Corominas tiene un diccionario etimológico bastante respetable en el ámbito de los lingüistas, y tuve que apoyarme en él para encontrar la raíz etimológica de la palabra arquitectura.
Según este diccionario, la palabra proviene de la raíz griega arkhitekton o del latín architectus. Arch significa jefe, el primero en el rango, y tekton constructor. La traducción podría ser entonces el primero de los constructores, el jefe de los constructores o de los obreros. Pero nada tiene que ver con espacio, que tiene su raíz en la etimología latina spatio.

Lo que me parece cuestionable es la manera en que se justifica una creencia en un supuesto que puede ser completamente falso. Pero si se cree ciegamente en este precepto porque quien lo dijo era un maestro fregón, y no se duda, lo más seguro es que ya no se busque el conocimiento, porque se piensa que ya se tiene. Esto me ha enseñado a dudar para conocer.
Invitación que queda abierta para saber ahora si es cierto que la arquitectura es el manejo de los espacios.

Quisiera cerrar esta disertación compartiendo con ustedes la definición de arquitectura que hizo una profesora ingeniearquitecta, que nos abre las posibilidades de esta profesión y que seguramente ninguno de ustedes había contemplado:
“la arquitectura es el arte de hacer cosas en el espacio, de aprovecharlo para que el hombre se sienta satisfecho, cómodo y agradable, para que además, cuando muera, muera con gusto.”

¡En su larga agonía, cómo no lo supo Nietzsche!
Frederick Werther

sábado, 24 de enero de 2009

Sobre el regreso de los que son prácticos o arquitectura que no se ve teoría que no se siente

I

Regresar al ámbito académico después de un lapso más que merecido de vacaciones siempre será un placer. Lo es porque al interior de la FACULTAD DE ARQUITECTURA se generan los más gratos desencuentros.

Coincidir con algún colega por los pasillos siempre será una provocación para avivar temas ancestrales y dignos de las más grandiosas épicas teóricas. Uno de esos temas plantea la distinción entre dos grandes antagonistas, por un lado la practica y por el otro la teoría. Como no hay posibilidad de abstenerse, la polarización lleva a tomar partido por alguno u otro bando. Los profesores, sin causa aparente, que están a favor de lo políticamente correcto se hayan del lado de la práctica. Desde este bastión, la batalla esta prácticamente ganada, ya que la descalificación opera como la mejor estrategia ante cualquier intento de reflexión sobre la propia práctica, por considerar que ello es una perdida de tiempo, que por lo general, no lleva a ninguna parte. El argumento es contundente: “Yo no se de esas cosas, yo soy practico”. Frente ante tal elocuencia se establece el fin de la discusión.

En el campo de batalla de la FACULTAD DE ARQUITECTURA, este enfrentamiento esta representado por dos bandos, por dos materias. Por un lado se hayan los autodenominados artistos, creadores del espacio, hacedores de cosas bonitas, los innovadores de la habitabilidad, es decir, los que son prácticos y que dan la clase de PROYECTOS. En contraposición están los no comprendidos, aquellos que se la pasan leyendo (el mismo libro cada semestre), los que si saben lo que hay que hacer solo que nadie les hace caso, es decir, los que dan clase de TEORIA.


II

Hace algunos días me encontré a Procopio Rubio, uno de los colegas que esta del bando de los que son prácticos y que da una clase igual de práctica: REPRESENTACION GRAFICA. Me comentaba algo de lo que estaba muy convencido. Decía que la práctica no solo justificaba a la teoría sino que permitía corregirla y desenmascararla. Establecía de manera contundente que no existía una relación entre la teoría y la práctica. Al grado de sentenciar a manera de comprobación que: “las practicas solo tienen incidencia en las practicas”.

Al mismo nivel, está esa otra expresión generalizada y representativa de este pragmatismo radical que encontramos en la sentencia que ronda en la enseñanza del TALLER DE PROYECTOS y que dice: “A diseñar, diseñando”.

Como la platica ya tenia índices de confianza le sugerí a mi apasionado interlocutor y colega que debería de hacer algunas consideraciones sobre su pragmatismo. UNO: Pretender establecer autonomía entre la práctica y la teoría resulta algo demasiado aventurado. DOS: Igual lo es, establecer que la práctica solo incide en la práctica. Lo anterior seria tanto como señalar que la/as practica/as se legitiman a si mismas; desconociendo que la práctica se constituye como un medio para conseguir un fin y esto no se establece en el propio proceso de la práctica, sino en la inserción que tiene dentro del contexto social donde se inserta. TRES: Aquello que dirige la práctica, el sentido, la intencionalidad, la significación es donde podríamos ubicar en parte a la teoría.

Mi interlocutor, a esas alturas de la conversación, empezaba a ponerse tenso, le dije que el era mas teórico que yo por pensar lo que pensaba. Esto fue tomado como insulto porque noté que empezó a sufrir una trasformación. Comenzó a manotear, balbucear algún par de palabras que no entendí y su rostro pasó de expresar necedad a furia. La plática termino ahí y se marchó encorvado y molesto.

En lo anterior hay varias enseñanzas. Si uno quiere evitarse la molestia de pasar por algo similar, habría que tener en cuenta que los autodenominados prácticos pertenecen, también, a la familia de los homínidos, pero al género de los Pongos[1]. Para sortear el que la teoría pueda sufrir un buen golpe, les puede ser servir la siguiente imagen. Les ayudara a reconocer a los que son prácticos cuando andan por los pasillos de la FACULTAD DE ARQUITECTURA y retirarse con toda calma antes de que se enfurezcan.

A. di Valdeterra

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Pongo

miércoles, 21 de enero de 2009

Bienvenida

Hace ya unos meses se había planeado el blog, pero la resistencia a escribir venció durante todo este tiempo. Hasta ahora. Así que poco a poco iremos vertiendo escritos que desahoguen nuestra ya acumulada grasa debido a la inactividad literaria. Esperamos que el lector no se indigeste.
Mi amigo Valdeterra ya da visos de lo que somos, aguerridos combatientes de las aulas y activistas profesionales. El resultado de esta nada extraña unión, engendrará discusiones sobre el pan de cada día, sin migajones utópicos ni pastillas de dieta. Siéntanse libres de ayudarnos a bajar esos kilos de más que no dejan mirar la hoja en que se proyecta.

Damos el banderazo de salida, esperando vencer en todo momento la inactividad intelectual, ansiando y agradeciendo siempre su provechosa participación.

Fredrick Werther

miércoles, 14 de enero de 2009

Carta al lector


DIETARIO ARQUITECTÓNICO. Díc. Del cuaderno de notas arquitectónicas que tiene por finalidad adelgazar el espíritu creativo del arquitecto; que debido a su metabolismo y hábitos alimenticios lo llevan a engordar. Agenda donde se anotan calorías, grasas, proteínas y demás nutrientes necesarios para el control y la excelente salud proyectual.


Recetas instantáneas para el proyecto, reflexiones conceptuales bajas en calorías, remedios caseros para la indigestión arquitectónica y una miscelánea de temas mas, son los que se podrán encontrar en este Blog. Siéntase bienvenido, lector, a participar. Sírvase, a partir de hoy, con la cuchara grande, que comenzaremos el régimen alimenticio, acompañado de rutinas intelectuales para ejercitarnos y fortalecer nuestra reflexión sobre la actividad arquitectónica.

Baste decir al lector, como referencia biográfica, que uno de los individuos que escribe tiene la profesión de arquitecto, el otro también; que sus ocupaciones se ubican entre la feroz actividad profesional y la aguerrida actividad docente. Por lo que de esos dos temas escribirán. Si lo anterior no basta para haber generado la suficiente confianza, diré, que escriben desde la Ciudad de México y que tiene mas años que hace cinco. Si aun así, la desconfianza es mucha, esperamos que el tiempo nos de la oportunidad de irnos conociendo a través del fructífero intercambio de ideas.

Atentamente.

A. di Valdeterra