jueves, 11 de marzo de 2010

Sobre los procesos de iniciación arquitectónica o ¡Bienvenido a la tribu! (1)

Ingresar a una tribu arquitectónica para ser profesor de PROYECTOS donde se promete la fama y la gloria eterna es una empresa fascinante. Se pasa por un proceso arduo de selección para dar la asignatura y después ser enviado de manera misteriosa a una congregación cuya reputación puede ser merecidamente grande o inmerecidamente pequeña.

Las comunidades académicas están integrada por arquitectos y alumnos que se constituyen como fervientes seguidores de la ideología de la tribu. Por lo que llegar a uno de los grupos de fama incuestionable que integran la comarca de la Facultad de Arquitectura, donde de antemano existen enormes filas de seguidores bien intencionados que quieren ingresar, pueden ser un evento que resulta insospechado. Las causas por las que se llega a dicha congregación pueden ser diversas, una, el infortunio, otra, conocer a su dirigente, a quien de seguro se le cae bien. La aceptación requiere pasar por 7 sagradas pruebas elaboradas a conciencia por los sabios de la grey y presentarse ante el consejo de ancianos de los cuales dependerá la aceptación.

Así mismo, es necesario congeniar con el ideario de la tribu-taller que se encuentra grabado en unas tablas de mármol travertino confinadas en un arca, en el rincón de un oscuro sótano y que contiene los principios ideológicos (que son diez) a los que hay que apegarse. Según me cuentan, en el principio de los tiempos, estas tablas fueron entregadas al arcano mayor, Ricas, de manos de la mismísima divinidad arquitectónica Mazceto, cuando aquel subió al monte y este se le apareció.


A. di Valdeterra