1) Resulta habitual invitar en algunas tribu-taller a prestigiados egresados para dar alguna plática sobre cualquier tema. En esos encuentros los expositores aprovechan el momento para decir frases de todo tipo:
Las hay patrióticas: “Los chinos no entuban ríos como los mexicanos”;
Que refieren a la complejidad tecnológica: “Se pixeleo gacho”;
Que nombran a un familiar cercano: “Ese guey”;
Que señalan la condición psíquica de algún proyecto: “Esta loquisimo”;
Que puntualizan las relaciones del proyecto con el entorno: “Estos cuates se integraron a los ríos”;
O para referirse con propiedad a algún edificio: “La Biblioteca de Zablu”.
2) Las opiniones de los profesores-arquitectos para con sus educandos también tienen altas dosis de poesía:
Pueden servir para inyectar entusiasmo a los pupilos: “Se vale debrayar”;
Para sugerir que se tiene que proyectar de acuerdo con el espíritu de los tiempos: “Tienen que tener una postura clara. No importa si su proyecto es chido moderno o nostálgico naturista”;
Comprometidos con la sociedad: “Tienen que resolver la problemática de la ciudad”.
A. di Valdeterra