viernes, 24 de julio de 2009

Y usted, ¿Quiere ser arquitecto? (2)....

Mis recientes investigaciones me han llevado a considerar lo siguiente. Para entender la arquitectura y por ende a los arquis-artistas, es decir, los sensibles, imaginativos e innovadores; en conjunto, los que salen en las revistas, hay que ponerse sensible y entrarle al campo del arte. Es ahí donde se libran algunas de las más interesantes batallas, por ejemplo: la distinción entre los edificios que son arquitectura (los menos) y los que son construcción (los más). Por lo que si se quiere hacer obras arquitectónicas, como lo aconseja Paul Valery, hay que hacerlas cantar. Para ello se recomienda colocar un par de bocinas a la fachada y dejar que suene alguna tonada. Si se requiere que la arquitectura sea clásica, la novena sinfonía; vernácula, el pasito duranguense; tropical, la sonora matancera; mexicana, el cielito lindo.

A. di Valdeterra

1 comentario:

  1. A manera de propuesta experimental, el hacer una lectura de las fachadas mediante reconocimiento óptico y en conjunto con un intérprete programado para traducir a notas musicales las profundidades, alturas, ornamentación, materiales (y su respectiva resonancia), nos podría arrojar magníficas melodías o canciones.

    En el mejor de los casos un escáner hermenéutico de edificios, aprovechando las posibilidades de "los avances tecnológicos" que de plano nos brindaran un estudio minuciosos de las cualidades y características (algo así como el estado de salud, las virtudes y defectos) para una clasificación más justa.

    Una clasificación donde los edificios (TODOS) tuvieran su cédula y registro en una gran base de datos para beneplácito de aquellos que se dedican a la intensa y no menor tarea de "evaluar", "distinguir" y "galardonar" edificios.

    Aunque a veces o frecuentemente se olvidan de premiarlos a ellos con una "manita" de pintura, o una placa que haga referencia a tal acto y en su lugar le otorgan una medalla, un diploma o un siempre bienvenido cheque a quienes supuestamente los han ENGENDRADO -léase individuo que durante nueve meses lo cargó en su vientre creativo-, hecho que resalta las curiosas maneras de mantener y extender ese andamiaje de "los arquitectos" para tan vetusta empresa, la de justificar su exlusiva misión en la vida "la artisticidad".

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