martes, 25 de agosto de 2009

El afán de los arquitectos por ser artistas es encomiable, y lo es más el que los profesores de esta digna y bien habida profesión se dediquen en cuerpo y alma a enseñarlo de esta manera. No hay cosa más difícil y complicada que esto. Las clases deben ser preparadas con suficiente antelación para ese momento sublime en que se ha de enseñar eso de hacer de la arquitectura todo un arte. Llegado el día, los profesores se enfrentan a los alumnos ávidos por escuchar, y con aire de artistas explican: "Todo está en el concepto". Y dan por terminada la cátedra.
Después de esto no es extraño ver a los alumnos recién ilustrados caminar por los pasillos de la facultad, clara y profundamente confundidos, con la mirada perdida y su halo de artistas, así, igual que sus profesores, todos conceptuales.



Frederick Werther

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